No te mueras con tus muertos

 

No te mueras con tus muertos.

 

Leí eso hace días, una frase que dio vueltas una y otra vez, un loop eterno que sonaba en todo momento.

Hoy al escuchar tu nombre mientras lo santificaban en oración, pude hacerme la siguiente analogía.

El día que moriste algo nació, en el instante que tu corazón dejo de latir en nosotros nació un dolor, uno diferente para cada uno, lo arropamos como bebé y lo hemos cuidado.

Hoy ese dolor cumplio un año con un mes, ¡Qué rápido pasa el tiempo!

Los primeros días con él, al igual que un recién nacido, hubo lágrimas, muchas más de las que nuestros ojos pudieron resistir, lloramos hasta secarnos.

Al paso de los días al igual que un pequeño humano, el dolor dejo de llorar y comenzó a alimentarse de comida, de recuerdos, de nostalgia.

Los niños usualmente aprenden a caminar al cumplir 2 años algunos antes, nuestro dolor aún esta aprendiendo a gatear, a veces se aleja y a ratos reímos, después de tantos días sin saber lo que era una risa genuina.

Pero al poco rato el dolor regresa, porque no concebimos el ya no tenerte aquí queremos que todo sea un sueño, pero es el dolor mismo quien nos recuerda que no es un sueño.

Al igual que los humanos el dolor comenzará a caminar, a crecer, quizá vaya a la universidad y se gradué, tal vez se case con algún otro dolor, no lo sé.

Pero lo único que puedo asegurarte es que al igual que los hijos este dolor que de nosotros nació estará para siempre acompañándonos, a veces desde lejos, a veces de cerca, pero estará

Se dice que las personas mueren cuando son olvidadas, pero cómo olvidarte, quién podría olvidar a una persona como tú…

Se dice también que lo peor de morir de amor es que no te mueres y vaya que es cierto.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares